Las carreras cortas, también conocidas como carreras técnicas o vocacionales, han estado presentes en el escenario educativo puertorriqueño desde principios del siglo XX.
Desde entonces, han sido una opción atractiva para estudiantes que desean obtener una educación postsecundaria práctica y enfocada en un área específica que los prepara para el mercado laboral en períodos tan breves como ocho meses o que se pueden extender a dos años.
Precisamente, fueron las características de estos tipos de carreras las que influyeron en que Félix Rodríguez Flores y su madre, Dyandra Flores Rolón, optaran por una educación en barbería y estética, respectivamente.
El joven de 20 años había considerado la posibilidad de estudiar una carrera corta en su último año de escuela secundaria. No obstante, para Flores Rolón, la carrera de estética se convirtió en una opción inesperada el día que llevó a su hijo a matricularse en la División Técnica IBC de NUC University.
En ese momento, a Flores Rolón le faltaba un mes para culminar su grado asociado en enfermería, meta que cumplió, pese a que en el transcurso de sus prácticas había llegado a entender que, aunque disfrutaba de la profesión, había aspectos que le causaban sufrimiento. Por tanto, cuando descubrió que podía completar, en un año, un programa de estética, que integraba los aspectos de la enfermería que disfrutaba, como el cuidado corporal y facial, se lanzó junto con su hijo.
“Lo disfruté desde el principio. De verdad que me encantó”, exclamó, con entusiasmo, Flores Rolón.
Rodríguez Flores coincidió con su madre y admitió que, a pesar de que fue un año retante, disfrutó sus estudios de barbería, principalmente, porque sintió que sus profesores lo prepararon para las realidades del mundo laboral.
En la actualidad, Rodríguez Flores obtiene su ingreso principal trabajando como barbero en una barbería en Cidra, mientras que Flores Rolón funge como esteticista en Caguas. Además, es profesora de estética en la misma institución donde se tituló. Como si fuera poco, también está desarrollando su propio centro de estética, que espera inaugurar durante el próximo año.
El mito de que “no se puede vivir de las carreras cortas”
Flores Rolón confesó que “se le quería caer el mundo” cuando su hijo le dijo que quería estudiar barbería.
“Él siempre me decía que quería ser anestesiólogo. Al cambiar a barbero, pensé que no generaría dinero porque hay mucho barbero por ahí y, mira, me equivoqué”, contó.
No es inusual el pensamiento de que las carreras técnicas no son lo suficientemente lucrativas como para que una persona subsista económicamente de ellas.
Sin embargo, estadísticas recientes muestran la demanda de este tipo de carreras. Por ejemplo, en el campo de la belleza, que incluye a los barberos, cosmetólogos y esteticistas, se espera que la tasa de crecimiento laboral aumente en un 19 % entre 2020 y 2030, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, por sus siglas en inglés). Esa es una tasa de crecimiento más rápida que el promedio para todos los tipos de trabajo rastreados por el BLS.
Además de la demanda que se proyecta para algunas de estas carreras, existen otros factores que son atractivos para los estudiantes que buscan una educación postsecundaria. Entre estos beneficios, Flores Rolón identificó el hecho de que los programas técnicos incluyen, en su currículum, clases de empresarismo, que les brindan a sus estudiantes las herramientas para establecer su propio negocio, en caso de que así lo deseen, una vez se gradúen.
“Te preparan para que seas tu propio jefe. ¿Qué mejor que eso?
Puedes manejar tu tiempo, establecer horarios, días de trabajo y hasta determinar el dinero que quieres generar semanal y mensualmente, por medio de planes de trabajo. No hay mejor experiencia que esa”, mencionó Flores Rolón.
Por su parte, Rodríguez Flores añadió que el corto tiempo en que se estudia una carrera técnica posibilita una enseñanza enfocada completamente en la disciplina que la persona elige, sin la necesidad de cumplir créditos que no van dirigidos al campo de interés del estudiante.
Agregó que el factor tiempo también disminuye la cantidad de dinero que se tiene que invertir en la preparación académica, aspecto que resulta atractivo para muchos estudiantes.
“En fin, no importa a qué grado se aspire. Lo más importante será la dedicación y el empeño que tengas. Realmente, no importa si haces una carrera corta, un asociado o un bachillerato. Lo importante es la disciplina y el empeño. Estudiar es sacrificado muchas veces; la clave está en la consistencia […] y el interés de lograr algo en la vida”, concluyó.